jueves, 13 de noviembre de 2008

Mostrado en sueños, por la Gracia de los Dioses, una noche de Verano

Una familia aparece en la Ciudad de Piedra: una dama acompañada por dos jóvenes. Ellos sólo aparentan su edad, el tiempo para ellos pasa de un modo distinto del nuestro.
El nombre de la dama es Zaida, ella es tía y Maestra de los jóvenes, su apariencia es de gran solemnidad; ella tiene los cabellos cortos y del color de las cenizas y en sus negros ojos se puede ver una gran sabiduría, reflejo del conocimiento adquirido por centurias.
El nombre del joven es Eduardo, el aparenta tener unos 21 años y al observarlo se puede apreciar fortaleza contenida, gran poder y grandeza de espíritu.
La más joven del grupo es Alejandra que parece tener sólo 17 años, ella es una muchacha de aspecto gentil y risueño, que lleva en su interior la fuerza indomable del fuego, un poder que todavía no aprendió a controlar.
Ellos están en el portal del impresionante y oscuro castillo de piedra, cerrado a cualquier visita durante mucho tiempo. El castillo está siendo restaurado y el trabajo aún continúa en la noche, los trabajadores no se percatan del bullicio de los jóvenes que realizan una fiesta popular en la calle.
Nadie nota la presencia de los recién llegados y del mismo modo, ellos parecen no percibir ni los trabajadores ni la fiesta, ellos están atentos a algo que esperan llegará del claro cielo nocturno.
Volando de lejos un enorme ave negra con pico de muchos colores se aproxima a ellos y al momento de posarse sobre las piedras del suelo se transforma en una joven mujer, de cerca de 23 años, de cabellos largos y de graciosa figura que más que caminar parece flotar, y, sin embargo, lo que más llama la atención en ella es la tristeza de su mirada; su nombre es Maya y es la persona que esperaban. Oscurece, los cuatro entran al castillo. Ahora están en casa.
…………..
En una amplia y limpia sala completamente de piedra, con altas puertas de madera y una alfombra roja que casi cubre la totalidad del suelo, hay cuatro tronos de dorada madera que esperan por la familia, habrá una importante reunión.
Llegado el momento, la Maestra Zaida está sentada en el trono del norte, Eduardo en el del este, Alejandra en el del oeste, el trono del sur está vacío, Maya está atrasada… ella ha estado mostrando una actitud muy extraña los últimos tiempos, un comportamiento que no es compatible con su grado de instrucción ni con lo que se espera de ella. La Maestra Zaida está perdiendo la paciencia.
Caminando lentamente Maya entra en la sala atravesando la puerta que se encuentra a la derecha de la Maestra Zaida. Alejandra la recibe con una tierna sonrisa, Maya sólo mira hacia ella y observa que está sentada cerca de una puerta que lleva hacia el primer patio y luego a la calle… es prohibido salir del castillo… y para sorpresa de todos los presentes, Maya se dirige directamente hacia afuera.
La Maestra Zaida la llama, los primos están sorprendidos y asustados, la Maestra Zaida la llama una vez más, levantando la voz… pero es como si Maya no la pudiese oír… cualquier persona que hubiese oído aquella imperiosa llamada acudiría inmediatamente, pero para Maya nada importa, es casi como si nada pudiese sentir, ella sólo se mueve inexorablemente atraía por una fuerza que guía sus pasos, ella ni siquiera está pensando.
Maya llega a la calle frente al castillo y allá la fiesta continúa, la música es buena y sin darse cuenta comienza a moverse distraídamente, divirtiéndose. Un joven –Brendan- se da la vuelta y la mira con sus ojos brillantes, lleno de felicidad y se acerca a ella lentamente, como si estuviera danzando, y le dice:
- Tengo la fórmula perfecta para un perfecto azul para el cabello.
- Azul? –pregunta Maya- pero es que no ves que mi cabello es lila?
Ya era de noche y bajo la luz de los astros él no pudo ver que su cabello en verdad es rojo, y si lo notó, no le importó. Otros dos jóvenes se habían acercado a ellos y los tres comenzaron a reír.
Brendan la invita a ir con ellos a una fiesta. Maya se deja llevar y al acercarse al animado grupo, pudo ver algunos hombres –y no solamente jóvenes- saliendo de una vagoneta negra con los cabellos teñidos de azul, un perfecto azul.
Aunque la fiesta en la calle duraría muchas horas más, Maya se aleja sentada en la parte trasera de una camioneta roja, junto con otras dos muchachas. Maya no sabe para donde van, pero ellas sí, y la verdad las jóvenes no se muestran muy entusiasmadas, esas fiestas les son algo tan rutinario que incluso les parecen aburridas. Aquellas jóvenes son las novias de los amigos de Brendan que ahora conduce la camioneta y sus dos amigos están con él, muy felices y sonrientes.
Los jóvenes dejan la fiesta, van por las calles pedregosas, pasando entre casas y edificios de piedra. En una esquina Maya ve una mujer con su hija, la niña tiene cerca de 7 años y apuntando a Maya con un dedo dice a su madre:
- Quiero ser como ella.
- Si quieres ser como ella, sólo tienes que serlo. Responde la madre de un modo natural.
Madre e hija quedan frente la una a la otra, tomadas de las manos, la niña intenta transformarse en un ave! Un ave blanca, como un cisne, para ser como Maya.
Los jóvenes en la camioneta van a la casa de Brendan, una de las muchachas le dice a Maya:
- No sabes que ésta es la fiesta de despedida de Brendan? Él viaja mañana.
………………..
Maya deja la casa de piedra, realmente ella se convirtió en un ave de blanco plumaje de modo tan natural que el hecho de tener conciencia de ello no la sorprende. Ahora ella entiende por qué aquella niña que quería ser como ella, intentó transformarse en un ave, aquella niña consiguió ver a través de su piel la esencia de su verdad y ella recuerda eso remotamente al salir volando por la ventana.
Mientras tanto, la Maestra Zaida parece estar hablando con el frontis del castillo... en aquel frontis hay esculturas de dioses extraños y parado en la parte más alta está un enorme ave negra. La Maestra está disculpándose con él, algo como aquello nunca había ocurrido. El ave escucha pacientemente, él no está enojado, sólo pensativo. La Maestra le asegura que ella encontrará a Maya y la castigará… el ave es un tipo de dios.
La parte trasera del frontis está siendo refaccionada y Alejandra está escuchando atentamente la conversación. Cuando la Maestra se retira, Alejandra desciende y pasa por entre los trabajadores de aspecto egipcio, su intención es advertir a Maya.
La Maestra Zaida envía a Eduardo a buscar a Maya. El joven adquiere entonces la apariencia de un anciano y vistiendo un traje azul marino se aleja montado en una bicicleta. Después de mucho buscar y habiendo pasado por desiertos, llega a un paisaje remoto con mucha arena y pocas palmeras donde ve una mujer vieja y sabia que vende frutas exóticas, justamente frente a una casa de piedra. Eduardo pregunta a la mujer si sabe dónde está Maya, con una sonrisa tierna la anciana le dice:
- Maya está quedándose en el apartamento de su hermano Harold, exactamente en esta casa.
Eduardo ve algunas flores, pequeñas rosas amarillas y anaranjadas , con un choclo al final del tallo. Él quiere comprar una flor amarilla para Maya, pero pensando que ella debe tener hambre, decide comprar una flor con un choclo más grande… mientras Eduardo busca una flor con aquella característica, Maya sale volando una vez más… la anciana sonríe y Eduardo queda mirando para el cielo en la dirección que Maya siguió. Un momento después recibe la orden telepática de la Maestra Zaida de volver a casa porque Maya ya se encuentra allí.
……………….
Es de noche, con el cielo azul claro pero extrañamente sin luna ni estrellas, la familia, Maestra y discípulos, están en el patio central del castillo y va a dar comienzo una ceremonia muy importante.
La Maestra Zaida está sentada en su trono colocado directamente bajo el cielo. Los jóvenes, vistiendo sus blancas ropas ceremoniales, también se disponen bajo el cielo y comienza una danza espiral, siguiendo una música especial… música de CDs que Maya tomó prestados de Brendan.
Eduardo y Alejandra siguen los pasos ceremoniales… Maya, no. Ella escucha una música especial que se combina con la música del CD y danza con ella… para un observador de fuera, ella parece estar danzando con el grupo, pero sus pasos no son los ceremoniales, por lo menos, no los esperados.
Finalmente Eduardo y Alejandra paran de danzar y se apartan, ellos no consiguen dejar de ver, estupefactos una vez más, los actos de su prima.
Maya todavía escucha aquella música especial y continúa danzando, girando. Sus movimientos son como los de la Tierra, parada en la punta de los pies mirando arriba y los brazos extendidos al cielo.
Alejandra está preocupada por ella y en un fuerte susurro de advertencia le dice:
- Qué estás haciendo?!
La Maestra Zaida está más que sorprendida, atónita. Se levanta lentamente, pues ella conoce aquella danza, ella ya la vio con anterioridad pero no esperaba que Maya la ejecutase porque su instrucción no llegó a ese grado, no es su tiempo, aún no.
El gran ave negra es el espectador principal, la ceremonia es para él.
Mientras va girando, Maya a veces puede ver una esfera de luz en el cielo, blanca, muy brillante. En su última rotación ella ve aquella esfera y el frontis del castillo, como una catedral de piedra… y entonces cae, lentamente, no desmayada, sólo sintiéndose débil.
La familia y el gran ave se acercan a ella, pero no la tocan.
Lentamente Maya se levanta, hasta quedar a la altura del rostro del ave que está contento; la familia está sorprendida de que el ave acepte aquella danza… no era la ceremonial.
El ave dice que es tiempo, Maya está preparada y él mismo no lo sabía hasta que la vio danzar.
Se suponía que eso debía ser la meta, que el ave nos acepte de tal forma que pueda llevarnos a la Tierra de Luz.
Maya siente una gran tristeza, esa tristeza que se reflejaba en sus ojos, ahora la oprime por completo, ella no quiere ir…
Que idea tan absurda! Esa era la razón de su entera existencia, la razón del arduo entrenamiento y ahora ella no quiere ir!
Resignadamente acepta e intenta volverse una con aquella ave… es algo que ella ya hizo antes, durante años –así fue como ella llegó al castillo- pero en aquel momento no lo consigue. Ella cae al lado del ave. La familia está sorprendida:
- Cómo es que no consigues hacer lo que has estado haciendo por tantos años?, pregunta Alejandra más sorprendida, si es posible.
El ave parece satisfecha y explica que Maya danzó de un modo diferente porque ella podía oír una música diferente y que ella podía oírla porque estaba enamorada. Todavía no era el tiempo para que ella alcanzara aquel nivel de vibración espiritual, pero sólo porque ahora ella amaba, había conseguido saltar el tiempo de entrenamiento naturalmente requerido.
Mientras parece sonreír, el ave le dice a Maya que puede irse, que es libre y que no tiene que volver al castillo ni obedecer más a su Maestra.
Maya se levanta y deja el castillo, está confundida pero decide buscar a Brendan, aunque en ese momento no entienda el motivo ni sepa si él todavía está en la ciudad o tan siquiera si conseguirá encontrarlo. Ella sólo está siguiendo aquella fuerza de magia que la guió la primera vez que abandonó el castillo.
El ave sólo queda mirando pensativamente hacia el lugar por donde Maya desapareció. Tal vez le gustaría detenerla pero no puede interferir con su libre albedrío, de hoy en adelante Maya tomará sus propias decisiones que la llevarán por un camino inédito hasta alcanzar su destino.
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En el patio interior del castillo, directamente bajo el cielo estrellado, sentados en sus tronos, está la familia. Suspirando románticamente, Alejandra dice:
- Desearía también estar preparada.
- Eso tomará algún tiempo –dice la Maestra Zaida-: 145 años.
- Eso es mucho tiempo! –protesta Alejandra.
- De que te quejas? –responde calmadamente la dama-, a mí me tomará 146.

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Nota: La imagen presente en esta entrada es tomada de la Baraja Wicca publicada en el libro de Sally Morningstar y Gwyn.